El culebrón ha estado presente en nuestra memoria desde que nuestros tátara abuelos eran unos niños. Ahora, nosotros les contamos a ustedes sobre sus características.

Del culebrón se cuentan muchas historias y tal vez una de las más recurrentes en nuestro territorio, habla de la presencia de hombres o mujeres poderosas que, lo habrían atrapado con la finalidad de hacerse de cuantiosas fortunas y mantenerlas, siendo el culebrón un guardián. Lo apresan en sus sótanos y lo alimentan solo con leche de vaca. Existen anécdotas que cuentan cómo el patrón de fundo es visto descendiendo a los sótanos para alimentar estos bichos, llegando a jactarse de ellos, apostando con sus trabajadores, ofreciéndoles dinero a aquellos que sean tan valientes como para bajar a alimentarlos, con un pocillo con leche. Por supuesto, nadie se atreve, todos le temen a este ser.

También mencionan que, habita en los cementerios, al interior de tumbas pertenecientes a personajes que en algún momento fueron ricos y pidieron ser enterrados con sus tesoros. Los cementerios en los que este ser aparece son de preferencia rurales, no son pocas las historias en las que lo han visto salir o meterse a tumbas de personas que en vida fueron poderosas, que cargan con pactos con el diablo o que encontraron entierros y así hicieron su fortuna.

Otra situación bastante común entre los relatos es que sigue y separa a las vacas y se le ha visto alimentándose de sus ubres, bebiendo ávidamente su leche, mientras mantiene las extremidades traseras de la vaca maniatadas con su largo y grueso cuerpo, esto lo hace para evitar que la vaca escape o lo pisotee.

¿Qué características tiene?, bueno, sobre eso también hay muchas descripciones, algunos dicen que es una culebra más gruesa de lo habitual, no muy grande, metro y medio aproximadamente. Que es capaz de silbar y que este silbido pierde a los caminantes. Con el silbo también llama a otras culebras, las que se reúnen en gran cantidad, retorciéndose entre sí, formando un llepo. Algunos lo describen con cabeza de felino, con pelos inclusive, con pequeñas patas que no serían de mucha utilidad, también hay quienes lo han visto con plumas, en una clara similitud o confusión con el basilisco y el colocolo. Estos últimos compartirían, de acuerdo a relatos, un origen similar, nacerían del huevo negro (Llolle) puesto por un gallo viejo antes de morir, sería esta una de las razones por la que a los gallos no se les permite envejecer.

Un relato oído y que de seguro debe ser similar a otros, habla sobre un trabajador que se encontraba en plena faena, cuando le llamó la atención una vaca que día a día se dirigía a la misma hora, sola, bajo un manzano en una quinta, a un costado de una ruma de leña de desechos, de podas y de troncos de manzanos muertos. En esta oportunidad, decidió ir a ver qué era lo que ocurría con la vaca y su aparente autismo y grande fue su sorpresa al observar como un culebrón tenía a la vaca maneada con su cuerpo y bebía de sus ubres como si se tratara del único y más preciado alimento. Retrocedió aterrorizado por la visión del culebrón, no daba crédito de lo que había observado, si bien el culebrón era un ser bien conocido, por lo que se comentaba sobre todo en las casonas de los fundos, jamás pensó que podría encontrarse frente a este animal. Corrió a darle aviso a su patrón. Este no era una persona que se dejara sorprender, si bien pensaba que eran puras habladurías, en su interior creía, pues había crecido escuchando estos relatos. Esta era la oportunidad para ver si de verdad existía ese bicho, como le llamaba él con dejo despectivo y, además, podría hacerles frente a sus miedos infantiles, pues ¿Quién no le ha temido a un encuentro con este ser? Eso sí, iría acompañado de sus trabajadores, con armas y fuego. Así lo hizo los, llamó a todos, les pidió que se prepararán y fueron en dirección al árbol, todos sorprendieron al culebrón confiado que, al saberse descubierto, decidió huir y refugiarse en la ruma de leña. Ahí todos encendieron, con sus antorchas, y en distintos puntos, las ramas secas de las podas, cercando las salidas y el culebrón atrapado se incendió, emergiendo de entre los palos con un agudísimo último silbido que paralizó a todos los que esa tarde fueron testigos de la muerte de un culebrón.

De este ser tenemos más material fruto de nuestras investigaciones que de seguro liberaremos en un tiempo, cuando tengamos resuelto el texto. Pero para adelantarles algo, se trataría del vínculo del mito con la realidad.

Aldo Astete Cuadra

Escritor

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