La novia de la cuesta Naihual

ilustración de Luis Naranjo

La Novia de la Cuesta Naihual es un mito que todo paillaquino debe conocer, tiene décadas entre nosotros y a más de alguno le ha dado un susto al dirigirse hacia el sector de La Luma.

Éste, debe ser el mito más conocido de Paillaco, principalmente porque le ocurrió a un taxista, quién corrió la voz rápidamente contando lo que le había sucedido. Algunos dudan de la veracidad del hecho y de los motivos detrás de esta historia, argumentando que se debe, principalmente, a una maquinación por parte del taxista que echó a correr el rumor, para sembrar el miedo en otros taxistas, con la intención de que éstos no llevaran personas hacia ese sector y así él tener el monopolio de las carreras hacia La Luma, Pulicán, La Peña y otros sectores rurales apartados de Paillaco.

Esta cuesta además, tiene otros elementos que la hacen atractiva, a no mucha distancia, se encuentra un cementerio indígena, casi llevado a la extinción por una familia de agricultores que habría intentado borrarlo con maquinaria para dejarlo apto para la siembra, sin embargo, existe ahí un espacio cercado que recuerda la existencia de un lugar sagrado. Otra historia de las cercanías se sitúa en Cancura, poco antes de comenzar a subir la Cuesta Naihual, ahí se habla de la presencia de un entierro, pero eso será tema de otro mito local.

Ahora, lo que ocurrió en la Cuesta Naihual es lo siguiente: En los años 80s, un taxista fue a dejar a unos pasajeros al sector La Peña. De regreso, ya había oscurecido, en aquellos años el camino de ripio presentaba una gran dificultad para subir esta cuesta, en la que muchos vehículos quedaban hasta la mitad.  También requería de cuidado, ya sea por su impericia al volante, como por el tipo de vehículo que poseían.

Bajar la cuesta requería de otras habilidades, se debía bajar enganchado, a no mucha velocidad, pues el ripio además presentaba desniveles y socavones.

El taxista se encontraba en estas maniobras, cuando a un costado, apareció de la nada, una mujer, vestida de blanco. Era una novia que agitaba su mano para pararlo. El taxista en primera instancia quiso detenerse, pero luego lo dudó y siguió de largo confundido. Inmediatamente, miró por el espejo retrovisor llenándose de terror, pues la mujer que buscaba a un costado del camino se encontraba al interior de su vehículo, en el asiento trasero. Aterrado, aceleró sin saber qué hacer, estuvo varias veces a punto de salirse del camino por la velocidad que llevaba y por mirar atrás, comprobando que la novia continuaba ahí, con un velo en su rostro que impedía ver sus facciones. Al llegar al cruce para entrar al pueblo, volvió a mirar, para su tranquilidad la mujer ya no estaba; se había salvado de algo, de algo que jamás fue capaz de imaginar siquiera.

Ya en Paillaco, contó lo ocurrido, sin pensar que todos lo tomarían, al principio, por un loco, pero luego, no serían muchos los taxistas que se atreverían a ir a dejar a personas que vivieran más allá de la Cuesta Naihual, además de pocos, todos con el miedo de que en su interior apareciera esta novia silente y aterradora.

Hasta el día de hoy, con los caminos pavimentados, aún se puede vivir esa sensación de miedo al pensar que, en cualquier momento, uno se puede topar con esta figura en el camino, pero lo que es peor, que ella se suba a tu automóvil y te acompañe por un buen trayecto sin decir una palabra.

De su origen, nada se sabe, se especula que se trata de una mujer que habría perdido justo el día de su matrimonio a su prometido en un accidente vehicular en el sector. Pero de aquello no hay pruebas, como siempre, todo está en el relato de los testigos o de quienes han repetido esta historia oralmente.

Lo cierto es que, si vienes a Paillaco y quieres vivir una experiencia interesante, si estás dispuesto a jugar con tu suerte, puedes ir hasta la cuesta y ver qué ocurre en ese lugar. Claro, si tienes la valentía suficiente.

Aldo Astete Cuadra

Escritor

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *